Tomás Moro, Residencia de los Presidentes de Chile

  Tomás Moro
  Residencia del Presidente

La Residencia de los Presidentes de Chile.

 

L a Casa presidencial de Tomás Moro es un inmueble ubicado en la Avenida Tomás Moro número 200, en la comuna de Las Condes en Santiago de Chile. Fue la residencia oficial del Presidente de la República Salvador Allende.

La casa fue edificada en 1938, con un marcado estilo español. El Fisco compró la casa en febrero de 1971, para servir como residencia de los Presidentes de Chile. En septiembre de ese año se agregó a la propiedad un predio colindante donado por la Congregación de religiosas del Sagrado Corazón de Jesús.

En 1972, a pedido de Allende, la muralista María Martner realiza en la entrada de la residencia un mural de piedras chilenas - cuarzo, lapislázuli, ágatas, jaspe, entre otras – de 3x5 metros con forma del escudo de Chile.

La mañana del 11 de septiembre de 1973, el Presidente Allende salió desde aquí al Palacio de La Moneda. Durante dichos eventos la residencia presidencial fue bombardeada por los mismos aviones que atacaron la sede de gobierno, aunque sus ocupantes lograron escapar ilesos; posteriormente el lugar fue saqueado. 

El inmueble tras el Golpe de Estado fue traspasado al Consejo Nacional de Protección a la Ancianidad (Conapran), vinculado con la Fuerza Aérea de Chile, su actual ocupante. Así mismo, el Escudo Nacional del Acceso fue cubierto con sucesivas capas de oleo. 

El año 2006, el Artista y Gestor Cultural Francisco Cuadrado Prats llevó adelante el proceso de rescate de dicha obra.

 

La Familia de Salvador Allende
El Presidente de la República Salvador Allende, junto a su esposa, y sus nietos en la Residencia Presidencial de Tomas Moro.
 

 

  La defensa de la residencia
  presidencial de Allende

 

 

A ntes de que los pilotos de los Hawker Hunter bombardearan La Moneda el 11 de septiembre de 1973, ya habían lanzado cohetes contra la residencia de Salvador Allende, donde estaba su esposa Hortensia Bussi.

Lo insólito del ataque a la casona presidencial, conocida como Tomás Moro por la calle donde quedaba en las afueras del Santiago de entonces, es que sólo acompañaban a la Primera Dama unos pocos miembros del « Grupo de Amigos del Presidente » (GAP).

Los jóvenes escoltas debieron improvisar una defensa antiaérea ante el sorpresivo y devastador bombardeo, en el que además participaron helicópteros artillados de las fuerzas golpistas.

Protagonistas de ese enfrentamiento resaltaron a Prensa Latina la serenidad y tranquilidad con que Hortensia Bussi, popularmente conocido como « La Tencha », recientemente fallecida, encaró la inesperada agresión militar.

Uno de los defensores de Tomás Moro, conocido entonces como « Boris », integrante del GAP durante dos años, a quien, por modestia, todavía le cuesta hablar en primera persona, aceptó conversar sobre el tema con Prensa Latina.

Rodrigo Toledo, que así se llama, reveló detalles del incidente que, pese a todo, terminó con unos pocos heridos leves, entre ellos Félix Vargas (Luisito), veterano de la guerrilla boliviana, quien posteriormente, en la resistencia frente al régimen militar, resultó « detenido-desaparecido ».

Tras la obligada retirada del lugar, los compañeros se trasladaron hasta otros puntos para continuar la defensa del Gobierno Constitucional, precisó Toledo, quien -sin embargo- cayó preso en Tomás Moro ese día, el primero de tres años y medio que pasaría como « prisionero de guerra » en varios centros de detención.

Miria Contreras, « La Payita », colaboradora del Presidente y la única mujer que permaneció en La Moneda hasta el final, fue quien despertó temprano a Toledo ese día en « Cañaveral », una casona sobre el río Arrayán, donde Allende solía descansar.

« Me pidió que preparara a los compañeros para lo que viniera », dijo. « Como a las 07:00 horas se nos ordenó bajar hasta Tomás Moro y a La Moneda », agregó Toledo, quien -junto a una pequeña unidad- fue destinado a reforzar la defensa del palacio de Gobierno en el centro de la capital.

Pero, antes de enrumbar hacia La Moneda, los vehículos pararon en Tomás Moro, donde Domingo Blanco Tarrés (Bruno) planteó que me incorpore, junto a Milton Silva (Rodrigo), a la defensa de la residencia y decidió que él iría al palacio, relató.

Esa decisión lo perturba hasta hoy, puesto que todos los miembros del grupo de Bruno fueron detenidos a pocos metros de La Moneda y posteriormente asesinados (algunos todavía están en condición de detenidos desaparecidos).

Más de 35 años después de los hechos, a comienzos del 2009, una placa de bronce fue colocada en el lugar donde fueron detenidos. Además de los nombres de los GAP, figura el del estudiante universitario Enrique Ropert, hijo de la Payita.

Toledo fue comisionado a dirigirse al cercano campamento popular « Ho Chi Minh » para solicitar voluntarios entre los pobladores para la defensa de Tomás Moro. Se hicieron tres traslados en una camioneta.

Luego de destacar la alta disposición de los modestos pobladores, también reconoció que, a esa hora, « ya estábamos improvisando la defensa y la suerte estaba echada para nuestro proceso revolucionario ».

Solamente quedaba enfrentarse a la potente maquinaria golpista con el máximo grado de disposición y asumir dignamente las consecuencias de la derrota, que se avecina rápidamente, admitió.

Igualmente, junto a Max Ropert, otro hijo de la Payita, habíamos ido a la populosa Quinta Bella para buscar refuerzos. Cuando íbamos llegando de regreso a Tomás Moro, cayó el primer « roquetazo », recordó: « no nos podíamos imaginar que las Fuerzas Armadas podían atacar con esa intensidad la casa del Presidente ».

El GAP, que entonces tenía 18 años, subrayó que « los efectos del ataque fueron devastadores, tanto física como psicológicamente, especialmente entre los compañeros con menor preparación combativa. No hubo ultimátum o conminación a la redición, solo bombas ».

Al no contar con armas antiaéreas, se realizó lo que los vietnamitas denominaban « barreras de fuego »: 10 o 15 compañeros disparando simultáneamente. Pero, por la velocidad de los aviones y la falta de experticia, ello resultó inútil, no liquidamos avión alguno, lamentó Toledo.

Afirmó asimismo que, finalmente, se decidió la retirada desde Tomás Moro, cuando ya era evidente que no se podía continuar resistiendo allí, pero Toledo se acordó que había emplazado a un hombre con ametralladora en un convento de monjas en la parte posterior de la residencia y lo fue a buscar.

Al percatarse de que ese compañero ya había dejado su posición, intentó salir de Tomás Moro, pero fue capturado por Carabineros -cuya comisaría estaba destinada a la « protección » de la casa presidencial- quienes lo reconocieron como GAP.

Toledo estaba entre los más jóvenes integrantes del GAP. Era estudiante de la enseñanza media en la sureña ciudad de Concepción, cuando Beatriz Allende (Tati), hija del mandatario, lo llamó a formar parte el Dispositivo de Seguridad Presidencial.

Entre sus recuerdos más entrañables, reveló que semanas antes del golpe, en Cañaveral, Allende convocó a los compañeros de su seguridad personal y los alertó sobre la compleja situación del país. Reafirmó además que él lucharía « hasta el final », ya que ese era su compromiso con el pueblo.

Al mismo tiempo, pidió que aquellos que no se sintieran en condiciones de acompañarlo en los difíciles momentos que se avecinaban, hicieran dejación de su equipo. Según Toledo, unos pocos -sobre todo alumnos de la escuela de escoltas- abandonaron la misión.

La gran mayoría de los presentes en esa emotiva reunión, subrayó Toledo, cumplieron sus misiones y, posteriormente, varios de ellos cayeron víctimas de la brutal represión que se desencadenó contra los integrantes del GAP.

Para sólo mencionar a algunos, Toledo recordó a José Montiglio Murúa (Aníbal), Juan Alejandro Vargas (Marcelo), Oscar Valladares (Raúl) y Daniel Gutiérrez (Jano).

Recalcó asimismo que el Presidente Allende no subió a Cañaveral el fin de semana previo al golpe de Estado y permaneció en Tomás Moro con dirigentes políticos y asesores elaborando una propuesta de salida constitucional a la crisis, que se esperaba fuera mediante una consulta plebiscitaria.

En una visita a Tomás Moro días antes del golpe, fue que Toledo vio a Allende por última vez: « como siempre, estaba trabajando, tranquilo y con dominio de la situación. Nos transmitió confianza en que una vez más se lograría sortear la crisis ».

En eso -señaló– nos equivocamos, porque ya el despliegue de los golpistas, que era de orden institucional, estaba en pleno desarrollo y no había vuelta atrás.

Luego de su encarcelamiento, Toledo pudo salir de Chile, viajó a Cuba y, más tarde, se integró -junto a decenas de internacionalistas chilenos- al Frente Sur Benjamín Zeledón del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN) de Nicaragua, en la fase final de la guerra.

Pero esa -subrayó– es otra historia. 

 

* Jorge Luna - El autor es corresponsal de Prensa Latina en Chile