LORENA PIZARRO: “NO HAY QUIEBRE EN LA AFDD”

10.07.2018 22:18

Lorena Pizarro: “No hay quiebre en la AFDD”

La presidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos defiende el actuar de la directiva frente al hallazgo de fragmentos óseos que permanecieron por 23 años en la sede de la organización. Dice que las diferencias con tres dirigentes que renunciaron no han causado desafección entre los integrantes de la entidad.

Lorena Pizarro, actual presidenta de la Agrupación de Detenidos Desaparecidos, sostiene que esa organización nunca ha hecho declaraciones “en off” y asegura que las versiones anónimas publicadas en reportajes de prensa -entre ellos los de The Clinic– y que han cuestionado la forma en que ella enfrentó el hallazgo de fragmentos óseos en la sede de la entidad han sido imprecisos o falsos. 

“Las mujeres de la AFDD fueron las primeras que salieron a rostro descubierto a enfrentar la dictadura. La lucha de la agrupación siempre ha sido así de clara”, dice. “Si es cierto que esas personas que hacen declaraciones anónimas son familiares de detenidos desaparecidos, yo creo que en la vida uno tiene que dar la cara. A mí me parece que la persona que hace declaraciones anónimas y encima con mentiras no actúa de manera correcta. Todo lo que te voy a decir lo digo con la certeza de que es verdad y porque, además, me hago responsable de mis palabras”. 

-¿Cuál fue la actuación de la dirigencia de la AFDD ante el hallazgo de estos fragmentos en su sede, en orden cronológico? -

Mira, a la Agrupación se vino a vivir un grupo de tesistas italianos y nosotras les asignamos un espacio. Entonces, nos tocó redistribuir oficinas, se empezaron a mover muebles. En uno de ellos había una caja y, dentro, una bolsa que en su interior contenía estos restos. Yo no sé qué día ocurrió, pero a mí me avisaron en los primeros 15 días de marzo. 

-¿Quién te avisó? 

-Marta Vega, secretaria general de la Agrupación. Yo hice lo que a mí me parecía correcto. Lo primero fue decirle a Marta que averiguara qué pasos dar, en términos legales, mientras yo iba a conversar con dirigentes de la época, porque nosotras no sabíamos de esto. 

-¿Tú nunca habías escuchado que esos restos estaban ahí? 

-No. Y te voy a ser muy honesta: no me provocó ni espanto ni nada parecido porque esta ha sido la historia de nuestra tragedia. En 1978, cuando aparecieron osamentas en Lonquén, yo aún era niña. Y esa fue mi primera aproximación y la de todos los familiares a esta realidad. Hasta ese momento, todavía pensábamos que podríamos encontrarlos con vida. Después vinieron los hallazgos en Pisagua y otras partes de Chile; la mala identificación de los restos del Patio 29. Estando recién electa como dirigente me tocó enfrentar la aparición de una persona que figuraba en las listas de detenidos desaparecidos. Nadie en Chile recorre el desierto buscando huesos como lo han hecho las mujeres de Calama y Pisagua. Recuerdo cuando estaban construyendo el nuevo Hospital Militar en Peñalolén, que nos amanecimos en excavaciones, porque habían encontrado osamentas que resultaron ser de animales. Siempre nos llaman y nos dicen que han encontrado un esqueleto con un balazo y nunca hubo balas y nunca hubo esqueletos. 

Entonces esto no me impacta, solo me conmueve, porque concluyo que la tortura permanente es una realidad. Por eso mi primera decisión fue consultar a las que fueron dirigentas antes que nosotras. Además, como justo estábamos a una semana de las elecciones (de directiva de la AFDD), pensé que lo responsable era resolver este asunto con la nueva directiva. 

-¿Con quién consultaste? 

-Con Mireya García. Ella me dijo: “A mediados de los ’90, llegó a la Agrupación esta bolsa con unos fragmentos, nosotros se los mostramos para que los periciaran a los antropólogos que en esa época trabajaban con nosotros y ellos señalan que hay restos humanos de una data muy antigua, mezclados con huesos de animales y nos los devolvieron. Yo recuerdo que pregunté qué hacemos con esto y nos dijeron desháganse de ellos, porque no hay dónde devolverlos”. Eran los ’90 y Mireya recuerda que decía: “¿Cómo vamos a botarlos? Dejémoslos acá”. Cómo iban a botarlos si a nosotras nos ha dolido el alma saber cómo trataron a los nuestros, no sólo en vida sino después de muertos. Recuerda que existió la operación “retiro de televisores”, para desenterrar osamentas y que no los pudiéramos encontrar. Por eso se han hallado puros fragmentos. Entonces, en esa época los guardaron, pero no como algo pendiente para analizar después, porque les dijeron que eran muy antiguos. 

-¿Habían descartado que fueran de detenidos desaparecidos? 

-Exacto. Estaban descartados, y los guardaron. Yo digo hoy día, que quedaron como evidencia de lo que ha sido nuestra historia de lucha, no olvidados. Yo no estaba tan activamente en esa época, pero creo que si uno se sitúa en el tiempo, es absolutamente razonable. Con Pinochet entre Comandante en Jefe y Senador Vitalicio, con ejercicios de enlace; con un Poder Judicial, cuya única respuesta a las investigaciones era la Ley de Amnistía; con un Médico Legal con el que teníamos una desconfianza infinita. 

-Tú me dices que esto decides informarlo cuando se constituyera la nueva directiva. ¿Cuánto tiempo después? 

-La elección se hizo a fines de marzo y el directivo se constituyó unos 4 ó 5 días después, a comienzos de abril. En la primera reunión, en una tabla con otras materias, se informa esto. Que averiguamos los procedimientos y que pediremos una audiencia al ministro Mario Carroza para entregarle los restos. Las dirigentes hemos crecido juntas, tenemos una historia en común. En esa reunión, a algunas esto les causó mucha impresión y yo les digo que no hay que apurarse, que las cosas hay que hacerlas bien y que esperemos a que el Ministro nos fije una audiencia, que no era llegar e ir a tocarle la puerta, por la seriedad que requería el caso. Todas estuvieron de acuerdo. Ese fue el acuerdo que se mantuvo hasta que nos enteramos de que, entremedio, pasaron una serie de hechos que revelaron que algunas dirigentas no estaban respetando esos acuerdos, en mayor o menor profundidad. 

-¿Acuerdos como cuáles? 

-Como esperar a entregarle esto al ministro en una audiencia formal donde, además, íbamos a tocar otros temas. Discutimos sobre los tiempos, la velocidad, pero al final ese fue el acuerdo. Nadie dijo: “Yo no me muevo de aquí, si no los entregamos ahora”. Luego nos enteramos de que se hicieron otras cosas, que es complejo decir, porque yo sí creo en el cuidado de las instituciones. Lo relevante es que se rompieron acuerdos de manera permanente. No sabemos quiénes hicieron las declaraciones anónimas a la prensa ni si son familiares, pero hoy tienen desvirtuada la realidad. Los fragmentos no estuvieron escondidos, ni perdidos. Después de que se tomó ese acuerdo, yo caí enferma con amigdalitis y la vicepresidenta Lorena (Díaz) me informa que en la reunión de los martes, dos dirigentas -Evelyn Gahona y Olga Morales- quieren enviar una carta al ministro, pero que ella trataría de persuadirlas de que no lo hagan. Simultáneamente me entero me entero de que dos familiares le enviaron otro escrito pidiéndole que incaute los fragmentos. Entonces llamo a Mireya García y al directivo, diciéndoles que vamos a tener que ir así no más y hacerle guardia al ministro, sin esperar la audiencia, que era lo que a mí me parecía más apropiado. 

-¿Ese es un escrito distinto de aquella carta que presentaron las tres dirigentas? 

-Así es. Y a mí me parecía tan brutal que se fuera a allanar la sede de la Agrupación. La mayoría de nosotros vivimos allanamientos que a mí aún hoy me parecen de una gravedad injustificable. Todo esto se lo explico después al ministro. Le digo: “Llegamos así porque usted ve que tenemos una audiencia solicitada a su secretaria, pero ella no respondió” y él nos dice que todavía no nos iba a recibir porque está haciendo algunas diligencias en Las Tórtolas (un lugar donde se están haciendo excavaciones buscando restos de desaparecidos). 

Después me entero de esta denuncia de las tres dirigentes (presentada el 9 de mayo) en que dicen que no han podido llevar los fragmentos por un desacuerdo en la directiva. Y más allá de cualquier diferencia, ¿por qué yo no querría entregarlos? El ministro me dijo: “Usted como presidenta haga la denuncia, Mireya haga el relato y yo ordeno las diligencias que hay que hacer”. Perfecto y yo pensé que ahí terminaba todo porque el tema era ese ¿no? Que se entregaran los fragmentos al ministro. Nosotros queríamos hacerlo con mucho más rigor, más tranquilidad, pero bueno. Se entrega y después siguen saliendo cosas, se hizo correr una carta donde se dice que supuestamente esas dirigentas fueron tan maltratadas, cuando la asamblea les pide explicaciones por el incumplimiento de los acuerdos y por acciones que no corresponden en una organización como la nuestra, ni en ninguna. Es ahí donde se acuerda hacer una declaración pública donde se explica lo sucedido. 

-¿Esas dirigentas pudieron leer esa declaración en todo su contenido? 

-Se les manda a todas ellas, sin excepción. 

-¿Y estaba incluido ese párrafo en que se explica que parte de lo ocurrido se debe a su “inexperiencia”? 

-Sí, también. Completa, y están los Whatssapp donde seis de siete dan su consentimiento. Si trabajas en un colectivo a veces puedes no estar de acuerdo, pero tú acatas lo que dice la mayoría, así entiendo yo que es la democracia ¿no? Evelyn respondió en la tarde que no estaba de acuerdo, cuando la declaración ya estaba lanzada, pero aunque hubiera llegado a tiempo, de todos modos estaba en minoría. 

-Entiendo que los restos óseos se le entregaron a Alicia Juica, que es parte del actual directivo, cuando ella era estudiante. 

-Sí, era estudiante de fotografía en el Instituto Alpes. 

-¿Y cuándo reaparecieron, no dijo que ella los había recibido? 

-Ella lo dice en la reunión de directivo (que trató el tema, en abril). Ahí la jefa de carrera la llamó y le dijo que un estudiante quería hablar con ella y ahí le hace entrega de estos fragmentos que llevó de inmediato a la agrupación. 

-¿Esa persona no le dijo en qué sitio los encontró? 

-No. Es que eso es común. Si hasta el día de hoy a veces llaman personas que dicen: “Mire, yo trabajo en una obra en la zona norte de Santiago y se encontraron cuerpos. Y cuándo uno les pregunta dónde, responden que no pueden decir, porque perderían su trabajo. El miedo sigue siendo una realidad ahora en 2018, imagínate en los 90. Tengo muy grabado un episodio que ocurrió en un colegio en Maipú. Nos decían que habían encontrado un esqueleto, con balazo en el cráneo, pero eran fragmentos de animales. Lo rescatable de eso que la gente tiene un sentido común que si aparece algo intentan ubicarnos, aunque no se atrevan a entregar su nombre, ni digan el lugar. Generalmente, son trabajadores de la construcción a los que les pasa, pero siempre buscan cómo darnos el dato, aunque al final no sea nada. 

-Es atendible que la Agrupación haya mantenido en su poder estos fragmentos en los ’90, por las complejidades políticas de la época. Pero, más tarde -especialmente después de constatar que hubo muchos errores en identificaciones iniciales; que nuevas metodologías, como las pruebas de ADN, permitían mayor precisión, que llegó Patricio Bustos a la dirección del SML -¿nadie pensó en periciar nuevamente estos restos? 

-Después de los errores del Patio 29 se creó un panel de expertos que la Agrupación pidió. Nosotras hicimos las presentaciones judiciales sobre sospechas de malas identificaciones, porque había personas que se acercaban y nos decían: “Mi familiar no tenía los dientes de adelante, y a mí me entregaron a una persona con toda su dentadura”. Era obvio que había errores. Recuerdo muy bien el caso de una joven de Peñalolén, a la que le informé que su hermano estaba en la lista de entregas erróneas, quien me dijo: “Siempre lo supimos, porque mi hermano tenía 14 años y medía un metro sesenta y nos entregaron un esqueleto de un metro noventa”. En el panel de expertos, nosotras exigimos que el SML certificara su calidad a nivel internacional, para que estos errores no siguieran ocurriendo. Participé en él con Viviana Díaz (anterior presidenta de la AFDD) y ella nunca lo mencionó. No creo que fuera algo de lo que se olvidara, porque ella tiene buena memoria, se acuerda con detalles de las cosas. Yo creo que fue porque no era un tema pendiente. 

-De todos modos, la primera evaluación de estos fragmentos se hizo por profesionales que no pudieron analizar el sitio del hallazgo, necesario para descartar data desde la antropología o la arqueología. Se hizo sin ayuda de laboratorio y con técnicas obsoletas. 

-Yo pienso que no era un tema pendiente acá. Era una de tantas búsquedas fallidas. Lo que hubiese sido imperdonable para la gente es que nosotras al enterarnos ahora no hubiésemos hecho lo que hicimos, porque hoy día sí que hay otras técnicas, pero en ese momento, para quienes estaban en la directiva no era un tema pendiente, no era un tema como Patio 29. Entonces, nunca estuvo en la discusión. Mi mamá (Sola Sierra) se murió en 1999 y yo no recuerdo siquiera que me hubiera hablado de algo así. Entonces, no es que se olvidara, ni que la AFDD fuera custodia de esos fragmentos. Es algo que quedó como parte de nuestra historia de búsqueda. 

-¿A nadie le nació la necesidad de volver a analizarlos? 

-No. No lo dijo ninguno de los dirigentes que haya estado en ese periodo. 

-¿Ni a Mireya García, ni a Alicia Juica que continuaron en la Agrupación y se incorporaron al directivo y que sabían de su existencia? 

-No, porque la Alicia los entregó y no recuerda más de eso. Nadie, nadie. Si siquiera otras personas que se fueron enterando en el camino, como Jaime Vivanco, porque reitero, nadie lo tenía registrado mentalmente como un tema pendiente. Yo lo dije muchas veces en el directivo, que yo no dudo de ninguna de esas personas. Como presidenta, hoy me podría lavar las manos y decir: “En ese tiempo yo no estaba” o “Qué tremendo lo que pasó”. No lo hago porque creo que es evidencia del horror de la desilusión. Tengo la absoluta convicción de que esto fue parte de una búsqueda que en los ’90 tenía ciertas características y que hoy día tiene otras. Si yo me hubiese enterado en la primera quincena de marzo y yo lo hubiera mantenido ahí sería una negligente e irresponsable, porque hoy día hay otras cosas, otros protocolos, que no se justifican no entregarlos. Hoy no te los devuelven como ocurría en los ‘90. Es distinto.  

“No hay quiebre” 

-Hay versiones que hablan de un quiebre en la AFDD por el manejo de este caso e incluso sugieren que podría crearse una entidad paralela. 

-La Agrupación es una organización de familiares, una organización a la que nadie quiso llegar, a la que estamos estamos obligados por la tragedia que nos tocó vivir. Por lo tanto, así como existe la AFDD, existen agrupaciones de regiones, la Agrupación Línea fundadora, de víctimas de La Moneda, etc. Esa diversidad existe y demuestra que aquí hay una preocupación permanente y las familias se agrupan de acuerdo con sus intereses. La AFDD es la que ve el tema global. 

En la última asamblea, renunciaron las tres dirigentes mencionadas, con distintos argumentos. Por lo tanto, no hay un bloque. Lo segundo es que cuando renuncian las dos primeras, se van cinco personas de la asamblea que son quienes las postularon como dirigentes, o son familiares suyos. El resto de la asamblea, de más de 70 personas, se quedó. Se mandató al directivo para que resuelva de acuerdo con los estatutos el modo de llenar estos cupos y siguió con otros temas, como lo que haremos el 30 de agosto que es el día del detenido desaparecido y de la detenida desaparecida, y frente al tema de los indultos, porque nuestra lucha es mucho más que sólo esto. Eso no es un quiebre, no es que hubo griteríos y se fue la mitad de la gente y nos quedamos solas. Pero, además, la lucha de la Agrupación es mucho más que esto. Incluso si se cambiara a todo el directivo. Va mucho más allá de nosotras. No voy a calificar lo que hicieron estas dirigentes, porque nos conocemos de toda la vida y porque cada cual es dueño de sus actos y los tiene que asumir. Otra cosa es la causa de nuestra lucha y esa la tenemos que seguir dando aunque nos sacáramos los ojos entre nosotras. Ninguna de nosotras quiere que salgan libres los genocidas, nadie quiere que se olvide lo que pasó. Ese quiebre no puede darse porque la responsabilidad es mayor a que si nos peleamos entre nosotras. 

-¿No crees entonces que la AFDD está en su ocaso y que sus banderas se desvanecerán con el tiempo, ante la indiferencia de la sociedad? 

-Ni siquiera cuando todos nosotros estemos muertos, esto va a acabar. Vamos a morir nosotras, la Agrupación va a tener que cambiar sus formas, pero tiene que seguir construyendo memoria para que el “Nunca Más”. Es lo que pasa en Alemania, en Palestina, en Latinoamérica. Aquellos que han tenido responsabilidades en los distintos poderes del Estado son los que han intentado invisibilizar el movimiento, pero al Festival de los Derechos Humanos que hacemos en diciembre llegan 15 mil, 20 mil jóvenes y los cabros cuando salen a marchar por la educación hablan de la educación de Pinochet. Son distintas formas de conciencia que se van generando en las nuevas generaciones. Todavía falta mucho, si no tenemos educación cívica, si los cabros de octavo básico creen que es mejor una dictadura a una democracia, según una encuesta. Ocaso no hay, pero, además, no debe haber. Estas dificultades que ahora hemos tenido son propias de una organización como la nuestra, porque aquí hay mucho dolor. La tortura permanente de la búsqueda sin resultado, claro que nos afecta. 

-En este sentido, ¿crees que hay cosas que cambiar para adelante en la forma de organizarse o conducir? 

-Es que eso se debe hacer colectivamente. Siempre hay que mejorar. Una comete miles de errores, todo lo que tú quieras, pero lo que sí es claro es que la causa sigue. Quizá es por eso yo no logro comprender por qué filtrar toda esa cuestión, porque ¿sabes?, aunque yo haya estado completamente equivocada, ¿por qué ese daño a la causa? ¿Crees que la divulgación de estos hechos perjudica a la causa? 

-A lo menos, nos tiene dando explicaciones, cuando deberíamos estar hablando de los indultos que sí es gravitante, porque que salgan libres los genocidas define la profundización de la impunidad. En los medios se habla de los pobres viejitos en la cárcel y no de las mujeres que han envejecido sin encontrar a los suyos ¿y ahora estamos en esto? ¿Qué es eso de 12 personas pidiendo mi renuncia, de las cuales solo dos son familiares y que una de ellas vive hace 30 años afuera y otra que no va hace mucho tiempo a las asambleas? No son las formas. El gobierno anterior no hizo nada y el cierre de Punta Peuco a última hora fue una vergüenza, siento rabia por eso. Pero este es el gobierno donde están los genocidas ¿A quién le sirve esto? Yo le digo a los que hablan como “testimonios anónimos”: Háganse cargo. Si creen que hay que demostrar algo, háganlo con nombre y dando la cara. 

-Cómo dirigenta, ¿crees que hay algún aprendizaje para ti en lo que pasó? 

-El aprendizaje es permanente. El primero, es que debí haber tratado este tema con el directivo antigüo. Esto no habría pasado. Pensé que era bueno que lo hiciera el nuevo. Error. No borremos todas las autocríticas y todos los aprendizajes, pero dentro de la organización, de afuera no pueden venir voces a pedir renuncias cuando no son parte de ella. Si lo hacemos mal, necesitamos más fuerza. Si estamos aislados, de todos es la responsabilidad que salgamos de ese aislamiento. Es una tarea de todos y de todas. 

*Alejandra Matus - The Clinic.cl